“Echarle ganas” es una falacia.

¿Qué quiere decir “echarle ganas”?

Te hago esta pregunta porque parece ser que “echarle ganas” es la supuesta formula ideal, la receta perfecta, la varita mágica para resolver todo en todas las áreas de nuestras vidas.

Aparentemente – y por lo que puedo entender -,aunque aun no lo he visto, cuando te dicen “échale ganas”… deben ocurrir milagros. ¡Si!, supuestamente deben ocurrir milagros con esas simples palabras.

Te doy ejemplos sobre lo que ocurre en el día a día:

En la vida personal:

– Oye, tengo broncas con mi pareja. ¿Qué me recomiendas?

– Tú “échale ganas”, todo va a salir bien.

En la vida laboral:

– Creo que mi jefe me quiere correr.

– Pues “échale ganas”, viejo.

En la vida escolar:

– Mamá, mañana comienzan mis exámenes.

– Si mi hijo, “échale muchas ganas” y aplícate.

En la vida deportiva:

– ¿Viste como jugó la selección?

– Lo vi hermano, ¡Si tan sólo le hubieran “echado ganas”!

En la vida de ventas:

– ¿Y si el prospecto no quiere?

– Tu “échale ganas” y vas a ver que si quiere.

En la vida de cierre:

– Oye jefe, ¿Y si no quiere el azul, que otra alternativa le ofrezco?

– Nada más queda el azul. “Échale ganas” y convéncelo.

En la vida de juntas:

– Para el evento de apertura de este modelo, ¿Cuántas visitas esperamos el jueves?

– ¡Muchísimas! ¡Ay que “echarle muchas ganas”!

Existen miles de ejemplos más como los que te acabo de exponer. No es el hecho que te lo digan lo que hace que funcione. ¡Más bien es el hecho que te lo creas! “Echarle ganas” es una falacia, una ilusión; es una esperanza cuyo resultado (lo que verdaderamente importa) está totalmente fuera de tu control.

“Echarle ganas”, no es una técnica, ni una metodología o un proceso. El “Échale ganas”, en el fondo, es una manera de zafarte. Es una manera fácil (y floja) de responder a preguntas o situaciones frecuentemente complicadas o que por lo mínimo requieren reflexionar un poco más antes de contestar. “Échale ganas” es el decir lo que alguien quiere oír, sin realmente decir nada. O sea es una manera amable de decirle “me vale un bledo”.

En cierta forma – si lo ves desde otro punto de vista – se puede interpretar la frase “échale ganas” como un insulto. Por que, por ejemplo, cuando solicitas un consejo a un amigo sobre un tema importante para ti y su respuesta es: “Échale ganas”, se puede interpretar como: “No me importa pensarle mucho en tu bronca, por que me vales madre.”

De ahora en adelante, enfócate en las cosas que si puedes controlar. Dedícate a mejorar con la práctica diaria, con técnicas, sistemas y procedimientos que -en adición a tu actitud positiva, talento y habilidades innatas-, te llevarán al siguiente nivel mucho más rápido que con simplemente “echarle ganas”.

Que te quede claro, tu mejoría, tanto en tu vida como en tus resultados e ingresos, depende de muchas cosas más que simplemente “Echarle ganas”.

¿No me crees? Dale una pensadita a tus últimos meses o años y reflexiona acerca de cómo te ha ido. Sospecho que frecuentemente le has “echado ganas”. Llegaste temprano, te quedaste tarde, trabajaste días de largas horas y de mucha actividad, abordaste a muchos prospectos, etc., y aun así no llegaste al resultado. Es decir, no fue por falta de “ganas”. Más bien fue por falta de conocimiento para saber cómo mejorar.

Recuerda: Tu éxito es tu responsabilidad.©

Nos vemos en la trinchera.

Graham

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