Desmintiendo el mito de la perfección en el medio automotriz

Hace poco leí una frase que derivó en una muy profunda reflexión. Esta frase es de Antoine de Saint-Exúpery (el autor de El Principito) y es la siguiente:

«La perfección se logra al fin, no cuando no hay nada que agregar, sino cuando ya no hay nada que obtener.»

No existe el estado de perfección ya que no hay límite para nuestros logros. En cualquier actividad humana, SIEMPRE habrá algo que agregar, que lograr, que alcanzar, que sumar, que celebrar, a ésto se le llama éxito o VICTORIA… Todo dependerá de nuestra ambición, pero al final, reflexionemos que el éxito es sólo alcanzable a través de la suma de muchos logros y valores agregados, pero sobretodo, de nuestras ambiciones. Los peligros llegan cuando, en la cima, pensamos que lo logramos todo, y que en esa “perfección” no es necesario agregar ningún éxito o logro más.

A lo largo de 10 años en la industria Automotriz he conocido muchos vendedores, agencias, grupos de trabajo muy exitosos, y absolutamente TODOS han experimentado rachas de fracasos y de malos resultados. No puedo hablar de una normalidad, lo que sí detecto en estos equipos de trabajo es un común denominador: SE ACOSTUMBRARON A GANAR TANTO Y POR LO TANTO PENSARON QUE NO HABÍA MÁS ÉXITOS QUE LOGRAR, QUE PECARON DE SOBERBIA Y NO HICIERON NADA…

Si hiciéramos una analogía con el futbol, estos equipos de trabajo son el Barcelona de la actualidad, con el mejor D.T., los mejores jugadores, la mejor estructura, la mejor cancha, etc. Pero se acostumbraron a ganar tantos títulos que un día se presentaron al partido sin entrenar, sin preparar los básicos, pensando que habían ganado tan SÓLO por presentarse en estadio y, como era de esperarse, el rival LOS ESTUDIÓ, REPLICÓ EN LO QUE MEJOR SABEN HACER Y… ¡GANÓ!

Hace poco Pep Guardiola (entrenador del Barcelona) dijo algo acerca del GRAN secreto de su equipo: «Siempre tienes que tener precaución con el éxito, siempre hay un espacio para la mejora». Lo está diciendo el Entrenador del equipo de futbol más exitoso de los últimos tiempos y tal vez de la historia, con 13 de 16 títulos disputados y con 6 de los 11 mejores jugadores del mundo. Esto es una lección de humildad, ya que el éxito del equipo no es obra de la casualidad, sino del trabajo y siempre reconociendo que las cosas se pueden y DEBEN hacer mejor.

En resumen, cuando se alcanza el éxito existirá en todo momento el riesgo de asumir que somos perfectos, pensamos que hay muy pocas cosas que agregar, muy poco que demostrar y muy poco que obtener. La SOBERBIA es un pecado humano, es decir, está en nuestra naturaleza, por lo tanto es prácticamente IMPOSIBLE de erradicar en nuestro ser.

El primer paso es que, una vez estando en la cima, mantengamos la humildad, sabedores que éxito es UNA CONSTANTE que deberá fincarse peldaño a peldaño; es un estado de conciencia en el que SIEMPRE HABRÁ MUCHO POR OBTENER, donde SIEMPRE HABRÁ UN ESPACIO PARA LA MEJORA.

Aquel que se considere perfecto e infalible, está dando por hecho que no hay nada que agregar, cuanto es todo lo contrario: siempre habrá mucho por obtener y seguir cosechando.

En esta vida NO existe la perfección, y ya sea en nuestro trabajo, nuestra vida personal, nuestra vida social, etc. Siempre habrá algo nuevo que agregar, algo nuevo qué obtener. Los equipos ganadores lo son gracias a que ellos son capaces de demostrarse todos los días, en cada tarea, en cada empresa y, sobre todo, a ELLOS MISMOS, que desean y ambicionan más.

El éxito es una increíble sensación de la cual TODOS HEMOS SIDO PARTE, pero les puedo decir que se goza más cuando se reconoce que se tuvo que transitar y pavimentar un camino muy difícil para llegar él. La victoria es inigualable, el sacrificio para accederla, invaluable.

Este es, en lo personal, mi más grande reto para éste año, y lo comparto con ustedes y los invito a que lo compartan con sus equipos de trabajo y lo adoptemos como una filosofía de trabajo y ¿Porqué no? ¡De vida! En cada acción, en cada plan, en cada ejecución, tengamos siempre nuestra mente en saber que el éxito es un sinónimo de esfuerzo. Que el éxito es el fin, y nuestro duro trabajo el medio. Así, que busquemos el éxito, una y otra y otra vez, y siempre recordemos que habrá un espacio para la mejora, que siempre habrá mucho que obtener.

Jesús A. Bravo A.

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