Lo desagradable pero necesario

OK, lo admito. Me encanta mi trabajo; más bien me fascina. Si, la neta amo mi trabajo.

Pero ojo: Aunque amo mi trabajo, no amo todo lo que hago en mi trabajo; existen múltiples cosas de mi chamba que me parecen sumamente desagradables, pero también entiendo que son necesarias y hasta indispensables.

Te doy un ejemplo, que no es una queja pero que si es mi realidad, y aunque se me hace desagradable, lo valoro porque a veces – tanto en el trabajo como en la vida – es necesario aguantar lo desagradable para valorar lo espectacular.

Amo la capacitación, es decir que amo el acto de conocer a múltiples y diversas personas y poder tener el privilegio de enseñarles y ayudarlos durante un curso, una conferencia o en una asesoría. Realmente es sumamente estimulante llegar a saber de sus cambios y mejoras a partir del curso y además de que es muy divertido interactuar con todos. Es increíble y gratificante porque cada día ellos me orientan , ubican y aterrizan.  Eso es algo espectacular.

Al mismo tiempo, hay cosas que no me agradan, no amo la talacha de los viajes entre los cursos, aunque se que es necesario; no amo el tener que lidiar con la burocracia de los aeropuertos, aunque se que es necesario; no amo sentirme obligado a ajustarme constantemente a las ineficiencias e impuntualidades de muchas aerolíneas, aunque se que es necesario; no amo estar sentado en un avión a lado de un niño que no ha dejado de llorar y gritar por dos horas y aguantarlo,  aunque se que es necesario; no amo el tener que despertarme y pararme en horas cuando muchos seres se acaban de acostar, con el fin de alcanzar el único vuelo disponible, o tener que cruzar medio país toda la noche en auto porque se canceló un vuelo y yo prometí estar al siguiente día impartiendo un curso a tiempo y en forma, aunque se que es necesario; no amo el tener que dormir muy frecuentemente fuera de mi casa y acostumbrarme a diferentes camas cada noche así como soportar la actitud de indiferencia que muestran muchos de los empleados de hoteles, aunque se que es necesario.

Te repito: no es una queja, ¡Al contrario!. Es una reiteración que por desagradable que sea me queda muy claro y valoro perfectamente que es necesario y es necesario, porque sin ello, no obtendría todo lo espectacular, todo lo que me encanta y todo lo que amo de mi trabajo.

A fin de cuentas, estoy más que dispuesto a vivir con lo mucho que me desagrada de las cosas que hago a cambio de lo poco que amo y  que me encanta en mi trabajo, porque lo poco que amo y que me encanta supera, opaca, diluye y hace insignificante todo lo que no amo pero que es necesario.

Sospecho que si te pones a pensar, tu eres igual que yo; o amas, o  te encanta o mínimo te gusta ciertas cosas de tu trabajo pero asimismo existen otros cosas (o múltiples cosas) que podrías vivir fácilmente sin ellas.

Lo que no sé, es si valoras que muchas de las cosas en tu trabajo que son desagradables, que son lo que no te gusta hacer, son lo que debes aguantar porque esas cosas precisamente son lo que te ayudan a ir al siguiente nivel.

Es desagradable aguantar a un prospecto grosero y agresivo, mientras intentas ganártelo, pero es necesario porque te hace más fuerte y te curte y te pule para futuros prospectos (y futuros trabajos), porque cada prospecto difícil que conoces, (que le vendas o no) hace que el siguiente sea más fácil; porque si le vendes, la sonrisa y el abrazo de felicidad que te da tu hijo al poder comprarle un regalo con la comisión de ese prospecto grosero y agresivo opaca y diluye lo desagradable que fue. Valió la pena.

Es desagradable tener que soportar un jefe explosivo y prepotente, pero es necesario porque mientras estás ahí, te toca ganar más y dar el resultado a pesar de todo. ¿Cuál es tu opción huir de esta y cada situación desagradable en tu vida? ¡No! Te toca crecer en los momentos difíciles y vender bien aún con obstáculos, porque eso es lo que te hace grande.

Es desagradable que te quiten guardias, pero es necesario aguantar porque te obliga a diversificar cómo y a dónde vendes, lo cual como consecuencia disminuye tu dependencia del piso de venta y te hace un vendedor más versátil.

Es desagradable tener que hablarle a un cliente que ha sido rechazado por el banco; es desagradable prometer la entrega a un cliente en “x” tiempo y por razones que no tienen nada que ver contigo no va estar listo, pero tú tienes que dar la cara; es desagradable perder una venta por la competencia; es desagradable tener que estar en una junta aburrida por horas, cada día; es desagradable ceder una venta a un “pirata”. ¡Si, todo esto es desagradable! Y existen múltiples “desagradables” en ventas que son necesarios, pero todos se opacan al lado de un cierre exitoso, un cliente que te felicita, un colega que te reconoce,  un premio que te ganas y la mejora del nivel de vida de tu seres queridos.

Tú decides si todo lo desagradable en tu trabajo pierde fuerza contra esas pocas pero buenas y dominantes cosas.

Recuerda: Tu éxito es tu responsabilidad.

Nos vemos en la trinchera.

Graham

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