La asertividad para la gente extraordinaria

factor-153

La asertividad no es sólo una habilidad o capacidad que deben tener las personas, sino que nosotros mismos también tenemos que saber aplicarla en nuestra vida cotidiana.

Sin la base de respeto y el toque de delicadeza que supone la asertividad, es difícil tejer unas buenas relaciones y sin buenas relaciones es difícil sentirnos felices. Las buenas relaciones son la base de la sensación de plenitud y felicidad, que cada persona quiere sentir en su vida diaria.

El termino asertividad es extenso, pero muy poca gente sabe bien lo que representa o a que se refiere. Originalmente se utilizaba para expresar todo aquello que resultaba desagradable o era mal recibido por el otro, maneras más o menos afortunadas y no ofensivas de decir algo de mal gusto o no grato de escuchar. Este hecho hace que haya muchas ideas que están mal enfocadas sobre la asertividad. La asertividad no sólo es una habilidad social, sino que es una capacidad que debemos ir aprendiendo y mejorando, hasta que se convierta en una competencia personal.

La asertividad requiere un aprendizaje y este aprendizaje tiene que conjugar aspectos cognitivos con aspectos emocionales y conductuales. Los tres son igualmente importantes y ninguno de ellos por sí solo es suficiente. La implicación emocional tampoco sirve de mucho si no se traduce en acciones concretas y la conducta no tiene consistencia si no se sostiene en una base cognitiva y emocional. El ser asertivo se aprende experimentando, intentando, probando. Poco a poco uno va ganando confianza, seguridad y tiende a hacerlo más a menudo y de una manera más natural, hasta que un día descubre que forma parte de su bagaje personal.

Nadie puede ser asertivo al cien por ciento, en todo momento y en todas las situaciones de su vida. Se distinguen cuatro estilos: asertivo, pasivo, agresivo o pasivo-agresivo.

Pasividad, asertividad y agresividad.

Nadie se sitúa permanentemente en el punto justo de equilibrio, siempre se tiende a oscilar hacia un extremo o hacia otro.

El pasivo-agresivo se puede mirar desde dos puntos de vista: la persona que es agresiva en cubierto o la que es pasiva y va acumulando tensiones hasta que llega un límite donde estalla.

Lo asertivo, lo agresivo y lo pasivo se confunde a veces. Lo que es asertivo se ve como agresivo, lo que es pasivo se ve como agresivo y lo pasivo se ve como asertivo. También hay que tener cuidado de no hacer proyecciones de nuestras emociones, es decir, ver en otros lo que en realidad estamos sintiendo nosotros.

La asertividad tendría que ser un equilibrio entre un “yo” y un “tú” que tiene que convergir en un “nosotros”, deben tratar de acoplarse procurando no pisarse y conseguir una sintonía de fondo y una armonía en formas.

El estilo agresivo, en cambio, empieza y termina en el “yo” y olvida el “tú”, mientras que el pasivo olvida el “yo” y se centra solamente en el “tú”.

El hecho que la asertividad nos permita decir prácticamente cualquier cosa de una manera respetuosa no significa que tenemos que utilizarla sistemáticamente para corregir cualquier conducta inapropiada que veamos en otra persona, o para poner a la gente en su lugar.

Muchas veces es mejor estar callado según la situación, ya que podríamos crear una trifulca, que no nos corresponde.

Con el silencio también puede ser asertivo, pasivo o agresivo; podemos callar para no herir, para no meter la pata, para dejar espacio al otro, sería un silencio asertivo. Podemos callar para castigar a otro, para confundirle, para incomodarle, sería un silencio agresivo. Puede pasar que hagamos un silencio con un sentido determinado y para la persona que lo recibe pueda tener un significado contrario, hay que tenerlo presente y saber si se nos entiende en cada momento lo que queremos expresar.

Saber escoger el momento y el lugar adecuado para poder expresar nuestros sentimientos a las otras personas, es saber escoger lo mejor para mí y a la vez pensar en el otro, adaptarnos y acomodarnos unos a otros. Se trata de buscar territorios neutrales, donde unos y otros pueden emplear tiempo en hablar, escucharse e interrelacionarse asertivamente de una manera más informal (los paseos, los trasportes públicos, las comidas, etc.). Si dos personas se hablan sin legitimarse como personas, sin reconocerse como iguales, sin importarles para nada el otro, por mucho que hablen va a ser difícil que se entiendan. Si en cambio consiguen hablar validándose mutuamente, mirándose con buenos ojos, comunicándose honestamente lo que desean, haciéndose notar que se importan, entonces es más probable que se entiendan.

En el libro se hace referencia al procedimiento asertivo “XYZ” y las autoras a este procedimiento de Haim Ginott, añaden una variante.

XZY cuando haces o dices X, me siento Y, y me habría gustado que hicieras Z cuando expreso X, defino claramente el problema, evito la crítica a la persona.

Cuando me siento Y, expreso como me siento, me centro en los efectos que dicha conducta provoca en mí, me siento por su modo de ver el problema y dejo espacio para que se exprese.

Me hubiera gustado sentirme Z, informo de lo que me hubiera gustado, digo lo que me gustaría respetando la libertad del otro de aceptarlo o no.

La cuarta opción que las autoras proponen es, que te gustaría a ti que haga yo, asumir la parte de responsabilidad que pueda correspondernos y estar dispuesto a poner algo de nuestra parte.

La asertividad es, como mínimo, cosa de dos e implica a todos por igual y el procedimiento XYZ es, en el fondo un recurso y una invitación al diálogo franco y responsable en aquellas situaciones en que tenemos que comunicarnos cuestiones difíciles o delicadas.

Todas las personas necesitamos sentirnos reconocidas, valoradas, apreciadas y mantener contactos gratificantes con los otros. Para ello utilizamos las caricias, hay de varios tipos: verbales, físicas, gestuales, simbólicas… Es conveniente aprender a practicarlas todas y que nuestro repertorio sea lo más completo y variado posible. Tienen que adecuarse a una medida. Una concentración muy fuerte se hace insoportable, si damos caricias desmesuradas o en exceso que pueden no resultar creíbles para la otra persona.

http://grahamross.com.mx/boletin/boletin153.html

 

Add a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *