Revisando y Renovando Paradigmas

“Lo único constante es el cambio” – Heráclito.

Cada uno de los factores y terrenos que componen nuestra vida está regido bajo este principio. Cambios físicos con el paso de los años, cambios de formas de pensar por tener nuevas y renovadas prioridades, cambios laborales por el crecimiento profesional que representaban, cambios de equipos de telefonía porque se venció el plazo y había que renovarlo… incluso cambio de rumbo al escribir primero sobre un tema y terminar escribiendo estas líneas.

Si compramos el concepto de los irremediables cambios que van sucediendo en nuestras vidas, entonces, aceptamos al mismo tiempo que esa realidad también se extiende al terreno laboral y de negocio. ¿Cuánto ha cambiado tu mercado, tu negocio o las demandas de tu trabajo en los últimos años? ¿Qué debes hacer hoy que antes ni lo tenías en el radar? ¿Qué tan flexible eres para adaptarte a utilizar nuevas herramientas, alcanzar nuevos objetivos y aprender de manera continua?

Idealmente, tú mejor que nadie sabes qué cambios enfrentas y necesitas llevar a cabo en la actualidad.  Más allá de enlistar dichos cambios, este artículo tiene como objetivo resaltar puntualmente uno de los retos más importantes que tenemos enfrente, me refiero a revisar y renovar nuestros paradigmas.

De acuerdo con la Real Academia Española, Paradigma significa: “Ejemplo o ejemplar” y también “Teoría o conjunto de teorías cuyo núcleo central aceptamos sin cuestionar.” Leyendo esta definición podremos constatar que el término paradigma no tiene como tal, una connotación negativa, sin embargo, al utilizarla vinculada con el verbo “romper” nos invita a pensar que se trata de un elemento del cual debemos librarnos. Al romper un paradigma, por lo regular instalamos uno nuevo, es decir, cambiamos paradigmas.

Los Paradigmas con los que coexistimos, por lo regular, son esas acciones que hemos hecho y repetido por años sin cuestionarnos si nos funcionan o simplemente los hacemos porque así nos enseñaron o así nos dijeron que debía hacerse. Algunos ejemplos:

  • Hablarle de usted a tus mayores o personajes de autoridad.
  • Colocarse el reloj en la mano izquierda.
  • El trabajo y la diversión no pueden ir juntos de la mano.
  • Los sabores dulces van al final de la comida.
  • El ciclo familiar/ideal de una persona: noviazgo, matrimonio, hijo, segundo hijo, nietos, etc.
  • Roles asignados a mujeres y hombres desde que somos pequeños.

Si de pronto decidimos cambiar algún paradigma instalado, por lo regular, experimentamos ciertas fuentes de resistencia para llevarlos a cabo:

  • Miedo: Se presenta como una reacción natural ante un nuevo esquema en nuestras vidas. Controlar el miedo no es igual a no sentirlo, más bien es igual a, pese a sentirlo, lo podemos controlar e ir adelante con lo que necesitamos.
  • Ignorancia: La falta de información suele ser una clara fuente de resistencia. Y debemos recordar que la ignorancia no es falta de capacidad intelectual sino falta de información / conocimiento. Si queremos disminuir nuestra resistencia a un cambio de esas acciones que tradicionalmente hacemos, comenzamos por incrementar el nivel de conocimiento al respecto.
  • Desidia: cuando nos resistimos por la acción física o mental que se requiere para cambiar. Para disminuir esta fuente de resistencia, es importante ponernos en acción con eso que podamos hacer en pro del cambio esperado.

Cuando decidimos cambiar y para controlar una posible fuente de resistencia, es importante, como afirma la “Teoría del Cambio” de Kurt Lewin, Descongelar: es decir reducir las restricciones y aumentar al máximo el grado de apertura – Movimiento: probar nuevas medidas, acciones y formas de hacer las cosas, nuevos objetivos. Re-congelar: una vez alcanzadas esas nuevas medidas, es importante fijarlas o adherirlas para que comiencen a tener una continuidad.

Y es que la mayoría de los Paradigmas están alojados en el área inconsciente de nuestra mente. Entre la Conciencia y la Inconciencia, la segunda por lo regular tiene mayor fuerza y dominio en lo que decidimos y en la manera de actuar. Nuestro inconsciente funciona como el “piloto automático” de un vehículo; es decir, arrancamos, tomamos ritmo y de pronto vamos avanzando de una manera automatizada porque ya dominamos eso precisamente que al principio requería completa conciencia, cuando queramos cambiar la ruta, la velocidad o incluso subir a algún pasajero, necesitamos desactivar por un momento ese “piloto automático”.

Te invito a que revises cuántas acciones las llevas a cabo de esa manera;

  • ¿Cuándo fue la última vez que manejaste una ruta sin usar GPS?
    • Cada vez que ingresamos a un calle por la que nunca hemos transitado, nuestro nivel de conciencia se dispara hacia arriba y nos obliga a enfocarnos.
  • ¿Cuándo fue la última vez que degustaste conscientemente alguna comida y pudiste desglosar los sabores, texturas y temperaturas de la misma?
    • Si logramos tomarnos el tiempo preciso para disfrutar una comida, no solamente mejora el proceso digestivo y por lo tanto la salud, sino que además eleva el grado de conciencia a través del sentido del gusto.
  • ¿Cuándo fue la última vez que hablaste con un cliente concientizando cada una de las palabras que pronunciaste?
    • Si conscientemente practicas las palabras, frases y expresiones que usarás frente a tu cliente por lo regular aumenta las probabilidades de éxito en esa interacción.
  • Hola, ¿cómo estás?” recuerda la última vez que te lo preguntaron o tu preguntaste, ¿Cuál fue la respuesta? “Bien gracias y ¿tú?”  y posiblemente después de algunos minutos te dijeron: “No la verdad me pasó ‘x’ o ‘y’ situación” .
    • El contestar cada pregunta que recibes, incrementa el grado de conciencia y facilita tus procesos de comunicación constantemente. Evitemos contestar, agradecer, saludar, tomar llamadas de una misma manera con cada persona con la que lo hagamos.

¿Qué beneficios tiene incrementar el uso de la conciencia? Por supuesto que ser personas más adaptables, bajar fuentes de resistencia a los cambios y ser flexibles en cualquier entorno en el que nos desarrollemos. Nuestro ambiente personal y profesional se verá beneficiado al actuar como personas conectadas con mayor frecuencia a nuestra mente consciente. Cada vez que nos acercamos más a la conciencia, es ahí cuando podemos desafiar los paradigmas que cargamos, revisándolos y entonces renovándolos. Oblígate conscientemente a hacerlo.

 

 

 

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