Un tiburón en tu tanque


Por: Oscar Cedillo

Oscar es un apasionado de la Industria Automotriz, con más de 15 años de trayectoria. Se ha desempeñado en dos corporativos automotrices, vendió autos con éxito en una marca japonesa. Es un experto en capacitación, asesoría y entrenamiento de fuerza de ventas, Gerentes de Ventas, Gerentes Generales y Directores.
Director de Ventas en GrahamRoss Training


¡Hola a todos!

Hace unos días leí un artículo o historia en Internet que me llamó muchísimo la atención y quiero compartir contigo.

Pero antes de esto quiero comentarte que también en los últimos cursos que he tenido el privilegio de impartir, muchos vendedores me han hecho prácticamente la misma pregunta: «Qué está pasando, por qué no estamos vendiendo o por qué me he estancado y no logro superar mi meta.»

Creo que parte de la respuesta y solución a estas preguntas y situaciones, tiene que ver más con la forma en que procesamos las cosas, que con lo que nos está sucediendo.

Es importante entender que todo lo que me pasa en la vida y en mis ventas es consecuencia de lo que hago o dejo de hacer.

Dicho esto, te dejo esta interesante historia.

Es bien sabido que a los japoneses siempre les ha gustado el pescado fresco. Pero las aguas cercanas a Japón no han tenido muchos peces por décadas.
Así que para alimentar a la población japonesa, los barcos pesqueros fueron fabricados más grandes para ir mar adentro.
Mientras más lejos iban los pescadores, más era el tiempo que les tomaba regresar a entregar el pescado.
Si el viaje tomaba varios días, el pescado ya no estaba fresco.
Para resolver el problema, las compañías instalaron congeladores en los barcos pesqueros.
Así podían pescar y poner los pescados en los congeladores.
Sin embargo, los japoneses pudieron percibir la diferencia entre el pescado congelado y el fresco y no les gustaba el congelado; por lo tanto, tenían que venderlo más barato.
Las compañías instalaron entonces en los barcos tanques para los peces.
Podían así pescar los peces, meterlos en los tanques y mantenerlos vivos hasta llegar a la costa.
Pero después de un tiempo, los peces dejaban de moverse en el tanque.
Estaban aburridos y cansados, aunque vivos.
Los consumidores japoneses también notaron la diferencia del sabor porque cuando los peces dejan de moverse por días, pierden el sabor fresco…

Y, ¿cómo resolvieron el problema las compañías japonesas? ¿Cómo consiguieron traer pescado con sabor de pescado fresco?
Si las compañías japonesas te pidieran asesoría, ¿qué les recomendarías?

(Mientras piensas en la solución… Lee lo que sigue):

Tan pronto una persona alcanza sus metas, tales como empezar una nueva empresa, pagar sus deudas, encontrar una pareja maravillosa, o lo que sea, empieza a perder la pasión. Ya no necesitará esforzarse tanto. Así que solo se relajan.

Experimentan el mismo problema que las personas que se ganan la lotería, o el de quienes heredan mucho dinero y nunca maduran.

Como el problema de los pescadores japoneses, la solución es sencilla y se resume en esta frase:

«Las personas prosperan más cuando hay desafíos en su medio ambiente.»

Para mantener el sabor fresco de los peces, las compañías pesqueras ponen a los peces dentro de los tanques en los botes pero ahora, ¡ponen también un tiburón pequeño!

Claro que el tiburón se come algunos peces, pero los demás llegan muy, pero muy vivos. ¡Los peces son desafiados! Tienen que nadar durante todo el trayecto dentro del tanque, para mantenerse vivos.

Cuando alcances tus metas proponte otras mayores. Nunca debes crear el éxito para luego acostarte en él.

Así que invita a un “tiburón a tu tanque”, y descubre qué tan lejos realmente puedes llegar.

Te deseo mucho éxito.

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