Un hombre extraordinario

img-invitado-119Quiero escribirle sobre una experiencia Real de mi vida, sobre la actitud ante la adversidad.

No tengo claro si fue hace tres ó cuatro años, camino a mi trabajo 7:00 AM un día en el que me sentía realmente mal, preocupado por cosas cotidianas, molesto y refunfuñando por situaciones en mi trabajo, problemas económicos, he incluso por problemas en casa, quejándome de situaciones varias, me toco el alto en Av. Guadalupe esquina con López Mateos (en donde está la Glorieta de los Caballos “La Estampida”, escultura que me Fascina), en Guadalajara, Jalisco.

Veo a un Señor ya grande, canoso, delgado y alto, ahora sé que es José Guadalupe de 74 Años haciendo lo suyo, tratando de vender dulces y chicles a las personas en sus Vehículos mientras les toca el alto, como tantas personas que vemos cotidianamente en cada semáforo de esta Hermosa Guadalajara. Lo que me llamó la atención de José Guadalupe fue su actitud, ver un Señor de su edad con ropa humilde que es claro que necesita ganarse unos pesos diariamente para sobrevivir; un hombre con una increíble sonrisa dando brincos… ¡sí, brincos de un auto a otro!, saludando a todo mundo con su sonrisa, agradeciendo todo el tiempo, corriendo pero con gran ánimo y una actitud positiva que contagia a cualquiera.

En ese momento pensé “ Seguro que él tiene más problemas que yo, pero el sí que tiene una buena actitud. Afortunadamente llegó el momento que se acerco a mí y le dije: “hola viejo, te felicito, ojala mucha gente, jóvenes y adultos tuviéramos tu energía y sobre todo tu actitud”. Le di las gracias y le compre unos chicles (ese día el me dio sin saberlo una gran lección); desde entonces tenemos una relación diaria de minutos, cuando puedo le dejo un almuerzo, le compro un dulce, y platicamos durante el tiempo que dura un semáforo. La verdad, con el tiempo, “el Viejo” (como le digo de cariño) se ha ganado mi respeto con su actitud ante la adversidad, creo que es un ejemplo.

Un día lo observe y vi que improvisó una especie de tirante para detener su pantalón, recordé que hace años yo usaba tirantes con mis trajes y junte creo 4 ó 5 tirantes que me gustaban mucho y tenia colgados con mis corbatas; los puse en una bolsa y se los lleve, le dije: “viejito este es mi regalo del día del padre, ojala te guste”. A él, sin abrir la bolsa, se le llenaron sus ojos de lágrimas y me dijo: “Gracias hijo, que Dios te bendiga”. Al día siguiente lo vi con uno de los tirantes puestos, muestra que le gustó el regalo.

Por fin después de mucho tiempo de querer hacerlo, un día lo entreviste con calma, le lleve un café y un pan y platicamos en mi auto, le comente que me gustaba escribir y que quería escribir sobre él. Su historia es la siguiente:

José Guadalupe de 74 Años está casado con Rosa de 50, una mujer enferma de Diabetes Melitis tipo 2 terminal. Rosa, de tener 128 kilos, llega a pesar hoy 75 kilos. Rosa está prácticamente ciega a raíz de su enfermedad, José Guadalupe la cuida con amor y con la ayuda de Oscar su hijo de 14 años; sus otros 5 hijos ya casi ni los visitan. Los médicos le dieron a Rosa un año de vida hace 4, pero José Guadalupe se propuso cuidarla y le da gracias a Dios que aun sigue viva. José Guadalupe gana como $150 pesos diarios con su venta de dulces y chicles, recibe $ 1,700 pesos de su pensión, espera ayuda del programa gubernamental de 70 y más, pero no es suficiente, tiene que inyectarle a Rosa insulina dos veces al día y cuando el seguro social no la tiene (que es frecuente), la tiene que comprar. José lleva 5 operaciones por hernias y está enfermo del corazón, su única diversión y ejercicio -como me platica-, es bailar media hora diaria en su casa en las noches, baila cumbia, mambo, de todo, y a pesar de sus carencias me dice: todos los días le doy gracias a dios porque estoy vivo, le doy gracias a Dios por mi Rosa, porque sigue viva, porque tengo la fuerza para salir a trabajar, porque tengo la oportunidad de sacar adelante a mi Oscar de 14 Años y porque conozco gente buena todos los días.

A mí lo que más me impacta de José Guadalupe es su alegría por la vida, su coraje, su actitud positiva a toda prueba, a pesar de su realidad, siempre está sonriente y tiene palabras de aliento para sus clientes, como yo. Con frecuencia, cuando tengo problemas me acuerdo de él y me digo que yo no tengo problemas, yo tengo trabajo y oportunidades y le doy gracias a Dios porque mi familia y yo también tenemos lo más valioso: Salud.

Creo que José Guadalupe es un ejemplo del que por muchos problemas que tengamos, con la actitud adecuada podemos superarlos. ¿Usted qué opina?

Gracias por su tiempo.

Marco Antonio Rivera Mascarua

mascaruarivera-marco@nissandaosa.com.mx

 

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