¡Amigo Empresario Dueño de tu Empresa!

Te propongo que de hoy en adelante, te quites tu cachucha de vendedor y la remplaces con tu nueva cachucha de empresario; te debe quedar muy claro que el acto de vender es un negocio- ¡y es tu negocio!

Analiza cuidadosamente lo que acabo de decir y vas a ver que el simple hecho de cambiar tu mentalidad sobre la manera en la que actúas y ser un vendedor, es muy diferente a vivir y ser un empresario dueño de tu propia empresa, lo cual también cambia tus responsabilidades y tus prioridades.

Para tener éxito continuo y creciente en ventas, no te puedes ver como un empleado; ubícate simplemente por el hecho de que tus horas son flexibles, de que tus ingresos son variables y de que te los pagan con base en resultados, (no por una semana de “x” horas trabajadas), lo cual te hace y te exige trabajar de una manera diferente.

Dado eso, insisto amigo empresario y dueño de tu propia empresa: este es tu negocio; porque es tu nivel de esfuerzo, es tu conocimiento, es tu actitud, es tu visión y tu optimismo, es tu entrega, tu persistencia, tu seguimiento, tu persuasión y tu profesionalismo; además, también son tus comisiones, tus prospectos, tus clientes, tus valores y objetivos, estando ligado todo esto al hecho de que para ganar estás obligado a dar el resultado.

Como empresario y dueño de tu empresa posees varias ventajas; entre ellas identificamos que la realidad es que tu inversión tiene que ver en su mayoría con la cantidad de tu tiempo y con cuánto de ese tiempo dedicas, sumándolo a tu conocimiento, más que por solo tener la pertenencia de un bien. O sea, tu inversión no es tanto un bien físico o tangible, si no más bien es algo basado en habilidades y en compromiso. En tu empresa no tienes que pagar por un edificio o terreno, ni por un inventario.  (Eso le toca hacerlo a tu proveedor). Como consecuencia, el valor que aportas a tu empresa está formado por tu tiempo, tu sabiduría y por el uso y la aplicación de esa sabiduría en el mercado.

Como empresario y dueño de tu empresa mídete y sé objetivo. Analiza que tan efectivas son esas habilidades y esos conocimientos, porque como empresario debes tener en tu empresa, un vendedor altamente preparado tanto en conocimientos como en su mentalización cotidiana.

¿Qué tan bien conoces a tu producto y al de tu competencia?, ¿Estás practicando y puliéndote diariamente?, ¿Qué porcentaje de tu tiempo y de tu dinero estás dedicando a tu mejora continua?, ¿Qué libros estás leyendo, que cursos estás tomando, qué audios estás escuchando?, ¿Te conocen (tanto tus clientes como tu competencia), como un experto o ni te recuerdan y ni saben quién eres?

Amigo empresario y dueño de tu empresa, empieza a valorar y a aprovechar el prestigio, la libertad y los ingresos que te ofrece el serlo. Porque tú puedes controlar todo a través de tus resultados y las buenas noticias son que tus resultados están directamente ligados a tus conocimientos, habilidades y tu nivel de dedicación.

Pero ojo: el ser empresario y dueño de tu empresa involucra vivirlo y serlo todo con todos, todo el tiempo. No hay una media cancha a donde eres “vendedor empleado” y si eso ya no te parece te conviertes en “vendedor empresario/dueño”, ya cuando te conviene. ¡No! Porque al hacer eso eliminas el factor del compromiso, y la obligación de triunfar, permitiéndote resguardarte en la culpa de otros y de las circunstancias y excusas; al hacer eso eliminas una de las herramientas más importantes para un empresario: el enfocarse en soluciones, en vez de quejarse de problemas y de buscar el resultado no el pretexto. Es decir responsabilizarse por su éxito a pesar de todo.

El asumir la responsabilidad de empresario y dueño de una empresa requiere una visión de una carrera a 30 años, no una chamba (mientras encuentras otra cosa) “intentando” dar el resultado cada 30 días. Requiere el fomento y cuidado de tu reputación y el cultivo de tu cartera; requiere la creación de la disciplina y la eliminación de tentaciones como la flojera, el chisme y el buscar un atajo. Porque como empresario y dueño tienes que dar el ejemplo y constantemente debes recordarte que no hay sustitutos, que no tienes reemplazos y que nadie va venir a cambiarte o a mejorarte. Eso te toca hacerlo tu, para ti.

Conozco a muchos vendedores que me cuentan que si tuvieran su propia empresa como un restaurante o una tienda trabajarían con más compromiso y darían mejores resultados porque hubieran invertido en ello y por el simple hecho de ser suyo cambiaría su nivel de prioridades. Lo dudo. No porque no lo creen, si no porque no lo han demostrado.

¿Cuántas personas conoces que han invertido miles de pesos en un negocio y han tronado? ¡El simple hecho de que sea tuyo, y que “le eches ganas” no te garantiza el éxito! Requieres tener conocimientos, técnicas, procedimientos, y sistemas internos, así como una visón proactiva y positiva y el saber vender bien (entre muchas, muchas otras cosas) que te llevan por el camino apropiado. Y todo eso interesantemente amigo empresario, dueño de tu empresa lo vives y lo desarrollas diario en el mundo de ventas.

Ventas es la mejor escuela y el juez más transparente. Porque a final de día o vendiste o no vendiste. O diste el resultado o no lo diste. No existe una media venta o un medio resultado. Es todo o nada.

¡Decide hoy ser ese empresario y dueño! Ábrete a todo lo que eso implica y que te puede dar y quédate dispuesto a pagar el precio del tiempo, del esfuerzo y del aprendizaje para ir al siguiente nivel.

¿Cuál es el primer paso? Toma la decisión y ponte a vender más y mejor.

Recuerda: Tu éxito es tu responsabilidad.©

Nos Vemos en la trinchera.

Graham

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