¡Dale de comer muy bien!

imagencentral-087Compra ésto y no lo dudes: de todo lo que haces, dices y muestras a tu jefe, lo que más le interesa es el resultado. Por buena persona que seas, por trabajador y dedicado, por puntual, por jugador de equipo, o por comprometido que seas, al final de cuentas todo – sí, dije todo – tomará un segundo lugar a su interés en comparación con el resultado.

Que te quede claro (por justo o injusto que se te haga), tu realidad es que te medirá por el resultado y no por tus buenas intenciones. ¿Por qué?, simplemente porque a él también lo miden así; no importa como lo quieras llamar: resultados, logros, productividad o efectividad; en esencia es lo mismo e implica esto: dale de comer a tu jefe. Por eso entiende que, en el rubro de ventas, sus ingresos –en parte o completamente, dependen de tus resultados. Si no cumples con el resultado, en una forma u otra, ya sea directa o indirectamente, eso le cuesta a él.

Analiza honestamente la relación con tu jefe; si dicha relación no está en sus mejores momentos o condiciones, es decir, que la puedes categorizar como difícil, áspera, negativa o conflictiva entre muchos otros sinónimos, sospecho que dentro de todo lo que mencionas y dentro de todo de lo que te quejas o que te incomoda sobre esa relación, existe este hecho: no estás dando el resultado al nivel que deberías; es decir, no le estás dando de comer.

Dado esto, (te repito) – dale de comer – y dale de comer ¡muy bien!

No te estoy diciendo que cada mañana pases por su oficina o al verlo antes de la junta, le pidas que abra su boca o que te aplauda como una foca para que le avientes unos cacahuates o un pescadito como si estuviera en el zoológico o en el circo. Tampoco te estoy diciendo que lo lleves a comer, ni que le llenes la cajuela de su auto con “Twinkies”, “Pastelitos Pingüinos” o Panques.

¡No! Tú sabes perfectamente de lo que hablo.

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¡Ubícate ya! Tu obligación es dar el resultado a pesar de todo. A pesar de la relación con él y a pesar de su humor temporal, a pesar de las condiciones de la demanda u oferta, de la competencia o del inventario, del clima y de los favoritismos internos o externos tanto de la empresa como del mercado; a pesar de las broncas en tu casa o con tus colegas. La Neta: Consigue el resultado, ¡a pesar de todo!… punto.

Eso significa que debes hacer tu mejor y máximo esfuerzo para vender mucho (volumen) y vender bien (utilidades y altos índices de satisfacción del cliente ISC). No significa que debes inundar a tu jefe con razones acerca de por qué no llegaste a la cuota, a la meta o al objetivo. Excusas son, precisamente eso: excusas.

Ojo: por legítima o real que sea tu excusa o pretexto, aterriza esto: jamás, nunca, niente, never, jamais o en el idioma que quieras; tu excusa o pretexto jamás reemplazará el resultado. ¡Jamás! y adicionalmente a esto, lo que hiciste o lograste  hace un mes o hace una década, ya no le interesa a tu jefe. Son tus resultados anteriores, y de eso, ni tú ni él pueden comer hoy.  Es decir tus resultados son perecederos. Por eso, estás obligado a siempre dar más y más resultados, ya que a tu jefe le vale un bledo que le diste de comer el mes pasado o el año pasado, porque ahora está enfocado en comer bien este mes.

Mentalízate y acóplate a este contexto, porque si no lo haces, la relación con tu jefe puede acabar siendo un verdadero martirio. Créeme, pocas cosas son peores que la constante presión de un jefe que no está “comiendo bien”. Esa presión se vuelve asfixiante, hostigante y agobiante y lo único que aliviará esa presión son tus buenos resultados.

Es interesante ver las consecuencias cuando le das de comer bien al jefe.  Te deja en paz, te apoya, es menos molesto contigo, tiende a ser más flexible tanto con tu comportamiento como con las reglas, no te expone en las juntas, le pides un favor y accede cuando quizá anteriormente hubiera rechazado tu petición.

¿Todos los jefes son o reaccionan así? No, claro que no, pero muchos sí. Y por el simple hecho de que ya comen bien, gracias a ti, su relación humana cambia. Por lo tanto, te propongo que existen pocas cosas que te ayudarán a mejorar la relación con tu jefe a excepción de dar el resultado.

Y una cosa más: no olvides, por frío que sea, que para eso te contrataron. Para dar el resultado.

Por lo tanto, enfócate en saber cómo ser mejor en lo que haces y en cómo piensas. Es decir no te enfoques en desear un jefe, un mercado o una vida más fáciles, mejor concéntrate en cómo convertirte en una persona más hábil y en cómo florecer tu talento y tus habilidades enfocándote en soluciones.

Seamos realistas. Lo que te propongo no es lo ideal, pero si es lo real. Al final de cuentas esa es tu única alternativa, salvo quejarte, culpar a otros y, en el fondo,  rendirte.

Tú decides: ¿estás mal o puedes ser mejor?

Recuerda: Tu éxito es tu responsabilidad.©

Nos vemos en la trinchera.

Graham

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