Aprender y Enseñar a Volar: El cuento de los dos Halcones

img-actitud-089Un rey recibió como obsequio dos pequeños halcones y los entregó a uno de sus hombres para que los cuidara y entrenara. Pasado un tiempo, el instructor comunicó al rey que uno de los halcones estaba ya perfectamente entrenado, pero al otro no sabía qué le pasaba, pues desde el primer día estaba posado en una rama y no había forma de que echara a volar, hasta el punto de que tenían que llevarle su alimento a ese lugar.

El rey mandó llamar a varios curanderos y sanadores, pero nadie lograba hacer volar a aquel pequeño animal.

Pidió consejo a otros sabios de la corte, pero no hubo forma de moverlo de allí. Por la ventana de una de sus habitaciones, el monarca podía ver que el halcón permanecía inmóvil.

A la mañana siguiente, vio al halcón volando ágilmente por los jardines.

«¿Cómo lo han conseguido? Llamen al autor de ese milagro», dijo el rey.

Enseguida le presentaron a un sencillo campesino.

«¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo lograste? ¿Eres mago, acaso?».

Aquel hombre contestó:

«Alteza, lo único que hice fue cortar la rama sobre la que reposaba. El pájaro no tuvo más remedio que empezar a emplear sus alas y echar a volar.»

Hemos de perder un poco el miedo a que, desde muy pronto, cada uno afronte por sí mismo. De entrada, porque muchas de esas contrariedades o decepciones que al principio percibimos como negativas, al final resultan ser un estímulo positivo y traen una enseñanza. Y sobre todo, porque superar obstáculos desarrolla capacidades, propicia la tolerancia a la frustración y permite alcanzar lo que realmente se quiere.

Autor desconocido

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